costumbres argentinas..

Hace muchísimo que la inspiración se me fue, que busco un tema sobre el cual escribir.   He tenido alguna que otra idea, pero hay una cosa que hace rato me da vueltas por la cabeza y necesito expresarla. Ahí va…

Un conocido, con el cual no tengo relación cercana pero tenemos una amistad en Facebook, está viviendo en Alemania. Es muy interesante ver su muro, me gusta a lo que se dedica y muchas veces concuerdo con lo que dice. Pero…. (sisi, siempre hay un pero) tengo que admitir que muchas veces me enoja leer a este muchacho.

Él escribe con cierta frecuencia lo contento que está con su actual trabajo. Reiteradas veces elogió y se maravilló de la gente de este país y su cultura. Más de una vez, directamente o entre líneas , pude observar la comparación entre Argentina y Alemania, en la que por amplía mayoría, siempre salimos perdiendo.

Yo no quiero criticar a este chico en particular ni juzgar sus opiniones. Quiero escribir sobre los sentimientos que me nacieron al leer sus publicaciones.

Hay muchas cosas que adoro de Alemania. El funcionamiento de las cosas, el orden, la puntualidad, el respeto. Me gusta caminar por la calle  sin temor a que me roben, me gusta poder dejar la bici en la puerta de mi casa (con un candado pedorro) y que no haya rejas en las ventanas.

Disfruto mucho de vivir acá, pero no nos confundamos, ningún país es perfecto. 

Puede ser que nuestra querida Argentina esté un poco más lejos que otros países en cuanto a alcanzar la perfección. Es real que la avivada y la corrupción va del primer al último escalón. Indigna y avergüenza que no podamos crecer como nación, ya que  los responsables de manejar al país no sólo no son trigo limpio, sino que por lo general son los que más embarrados están.

Lejos estamos de una política y economía admirables. Lejos estamos de la mejor educación. Lejos estamos de la pobreza y desnutrición cero.

Y la lista sigue, sigue, sigue. Pero nunca va a acabar esa lista si nos vivimos comparando y achicándonos ante el mundo. Nosotros también tenemos cosas buenas. Alemania, Europa, las potencias mundiales.. si, muy lindo todo, pero hablemos de los lazos afectivos. Por qué no hablamos del amor?, por qué no hablamos de amabilidad?. NO confundamos respeto con amabilidad.
En Alemania podrán ser muy respetuosos, pero no va a haber día que me acostumbre a esa frialdad del saludo con la mano, incluso entre mujeres. No va a haber día que me acostumbre a escuchar que Joel llame a sus padres por los nombres, en vez de papá y mamá. Hablemos de que no saben abrazarse ni entre amigos. Es como ver a dos desconocidos queriendo quererse. Todo muy incómodo. Y hablando de incomodidad, no olvidemos mencionar esta costumbre boluda de que entre ex-parejas somos todos amigos. No me vengan con la madurez, que la costumbre. Son unos fríos de mierda que no entienden que la otra persona tiene sentimientos. Qué necesidad hay de estar en el mismo entorno que los ex?, por qué tengo que entablar una relación con alguien que estuvo en la cama con mi pareja?, por qué tengo que ser amiga de quién fue antes los «te amo» y los proyectos que hoy tiene conmigo?. No quiero, loco. Y me pueden llamar inmadura, pendeja, lo que quieran. Pero si no quiero no quiero, y punto. Me cuido, esta mal?. Una amiga me dijo una vez, por qué bancarse una situación incómoda y que duele?. Bueno… a mi me parece un gran caretaje.

Hablemos de que no puedas ir a ver a tu abuela de sorpresa, de que tengas que tener una cita hasta para tomarte un té. Hablemos de la poca espontaneidad. O mejor no critiquemos a Alemania o al país que fuera. Mejor elogiemos nuestras costumbres. Hablemos de lo lindo que es decirle a tu mejor amigo, «che estas en tu casa? paso un rato y nos tomamos unos mates», hablemos de lo lindo que es tener una puerta abierta en todos lados, no importa la hora. Admiremos esa facilidad que tenemos de entrar en confianza, de darnos un abrazo, de saludarnos con un beso sin que parezca que nos tropezamos con el otro. No nos avergoncemos de decir muchos insultos y tener sangre en las venas. Valoremos tener la capacidad de expresar lo que sentimos, de dejar bien en claro cuando estamos felices y cuando estamos enojados.
Hablemos, por favor!!!, de lo maravillosa que es la merienda, de juntarse con tus compañeritos después de la escuela. No olvidemos los geniales pijama party, y que tus amigos se vuelvan parte de tu familia. Tengamos como ejemplo esas familias pegadas, que siguen juntándose los Domingos a comer. Agradezcamos por esos abuelos y tíos de fierro, que se desviven por sus nietos y sobrinos aprovechando cada momento para verlos.

El valor de la familia y amistad que existe en Argentina, me enorgullece hasta la médula.

Alguno lo tomará como una pavada, pero yo necesitaba expresarlo y aunque sea una vez dejar bien en alto nuestros colores, porque en eso no nos gana nadie.

Salud!

 

 

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